miércoles, 16 de noviembre de 2011

Apuntes sobre la adolescencia (I)


                                ¿Cómo son nuestros alumnos de ESO?

16 añitos, fiera
me creía el rey del mundo
con mi lema por bandera
lo que digan yo no escucho

No había nadie que pudiera lograr
que cambiara un poco el rumbo
con mi idea la primera
y que no agobiaran mucho

Y así fue
me revele contra todo hasta el sol
viviendo entonces una distorsión
y me enfadé con el mundo
malditos complejos que siempre sacan lo peor!

Pensé “en la fuerza estará lo mejor”
me disfrace de uno que no era yo
buscando esa firmeza
llegué a un lugar negro
pensé que eso era el valor
   
                                                 “16 añitos”  canción de Dani Martín
 
La adolescencia es un fenómeno reciente
            Cuando decimos reciente, queremos decir que la adolescencia, entendida tal y como la conocemos actualmente, ha evolucionado y no se parece en nada a la que podíamos encontrar en nuestro contexto sociocultural hace 40  o 50 años.  De hecho, tampoco es un realidad universal y en comunidades no occidentales (pensemos en los massais de Kenia y Tanzania, los enawene nawe  o los yanomami de la Amazonia o  los kung del Kalahari, por poner algunos ejemplos) los niños pasan al estado de guerreros, tras unos ritos iniciáticos, sin pasar por la fase de adolescencia o al menos esta fase no es tan larga como en nuestras sociedades del mundo occidental.

Extensión progresiva de la adolescencia
            La adolescencia es considerada como una fase de preparación para la vida adulta. Las exigencias de la vida moderna occidental son tan complejas que la preparación debe ser compleja, extensa e intensa, al menos nominalmente. Por otra parte, la intensa estimulación que rodea al niño actual hace que los procesos madurativos se aceleren y así tenemos que la adolescencia puede iniciarse en edades más tempranas y prolongarse más allá de lo que se consideraría aceptable, en términos generales.
            Este proceso de maduración personal que culminaría en una fase de joven y adulto maduro muchas veces no culmina y podemos encontrar personas eternamente adolescentes, a pesar de tener la edad nominal del adulto, pero con las mismas inquietudes e intereses de los adolescentes, lo que se ha dado en llamar la adultescencia.
 
Revolución tecnológica
            La inmensa mayoría de nuestros alumnos, por no decir todos, manejan con envidiable soltura los artilugios electrónicos de última generación. En cuestión de minutos son capaces de familiarizarse con un aparato que a los adultos nos costaría horas. Son nativos informáticos en un mundo totalmente nuevo. A nuestros alumnos les cuesta pensar en un mundo sin teléfonos móviles, sin ordenadores, sin televisores en alta definición o cine en 3D. A pesar de los ordenadores y las pantallas digitales, a muchos profesores aún les cuesta la actualización diaria y constante en las nuevas tecnologías y tenemos establecida una especie de brecha digital intergeneracional. Queramos o no, la realidad nos obliga a ponernos las pilas y empezar a olvidarnos de las tizas, los proyectores de diapositivas o las copiadoras Gestetner y adoptar las nuevas tecnologías como medios didácticos.
            Recuerdo una comunicación de la ex consejera de Educación de la Junta de Andalucía Dª Cándida Martínez en la que, con mucha razón, exponía un ejemplo comparando un médico y un maestro del siglo XIX que volviesen a ejercer en nuestra época: mientras que el médico posiblemente no entendería nada de las nuevas técnicas terapéuticas y de cirugía actuales, el maestro podría adaptarse con cierta facilidad, dada la escasa evolución que han sufrido las escuelas y las técnicas de enseñanza a lo largo del tiempo. Ahora ya es tiempo de cambios.

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