lunes, 20 de enero de 2014

Algunas personas son HP y no son impresoras

La lectura de un artículo en un blog de Naturaleza (una pasión compartida) me ha hecho reflexionar sobre la moral personal. El comportamiento moral , o cuando menos, la mayor parte de él, se adquiere por conocimiento adquirido por experiencia.  Algunas pautas, según ciertos autores, tienen las características de un comportamiento innato, como cuando se finge la necesidad de ayuda ante niños pequeños y estos se prestan a la ayuda sin que nadie les incite ni les aconseje a hacerlo, pero la mayor parte de la moral es adquirida.
La conducta moral es inducida por la sociedad: familia, escuela, vecindario, medios de comunicación, etc., y está basada en la vigilancia. Se basa en que lo que hago, lo realizo porque tiene  o puede tener consecuencias: premios y castigos. Es lo que se denomina moral heterónoma. Es el juicio de los demás lo que guía mi conducta.
Cuando la conducta moral se interioriza y se reflexiona, el comportamiento ya no se rige por el miedo al castigo o la recompensa del premio, sino que soy yo quién juzga si mi comportamiento es el adecuado a mi forma de pensar y actuar. Se trata, por tanto, de moral autónoma. Es un paso superior que conduce a la maduración de la persona.
El problema es que muchos adultos no llegan a alcanzar este grado de madurez moral y se siguen comportando como críos sin reglas morales internalizadas. Si me ven, me abstengo de hacer algo indebido, pero, cuando percibo que no me pueden culpabilizar, no tengo el más mínimo problema en hacerlo. Es más, pueden llegar a sentirse muy satisfechos por el “pelotazo” dado, sin la más ligera sombra de remordimientos o problemas de conciencia.
Muchas veces, estos comportamientos inmorales  provocan pérdidas en los bienes, la economía, y los derechos de los demás que los perciben como HP y no son sinónimos de impresoras. Para entender esto último, léanse el artículo de referencia .
Enlace aquí


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