Después
del período vacacional retomamos la publicación en el blog de aquellos temas
interesantes que tengan que ver con la Psicología. Y nada mejor que empezar con
un vídeo de la serie TED, donde se propone un tema relacionado con la
autosuficiencia, la autonomía y el saber desenvolverse por la vida, que son las
mejores herencias que podemos dejar a nuestros hijos.
En esta
nueva sociedad de presuntos pijos y nuevos ricos que nos hemos creado y creído
a nivel general, donde priman la sobreprotección a los niños, el no enfadarlos
(¡Usted no sabe cómo se pone! ¡Es qué no podemos con él (ella) cuando se
enfada!) , el no demorarles las recompensas y refuerzos, la falta de tolerancia
a la frustración, etc., es responsabilidad de los padres el proporcionar una
adecuada educación o hacerlos unos inútiles consentidos de por vida.
Trascribo
unos apuntes que tomé en un supermercado mientras esperaba para pagar y que
reflejan a la perfección la mentalidad y la posición de algunos padres respecto
a la educación de sus hijos.
"Una pareja está con una niña pequeña en la caja de un
conocido supermercado. Al terminar la compra, la pequeña pasa la línea de cajas
y se quiere llevar el pequeño carrito de plástico que la empresa pone a disposición
de la clientela para compras pequeñas. El cajero advierte a los padres que
dicho objeto no puede llevárselo y que tiene que ser devuelto para el uso de
otros clientes. La chiquilla no para de decir: "¡Es mío, es mío!".
Tras la advertencia del empleado, la madre se dispone a quitar el carrito de
manos de la niña pero el padre se interpone en su camino y, con voz
suplicante, le dice: ” Sería mejor que se lo quitara el cajero, no tú”.
Supongo que el pensamiento de este progenitor rondaría la cuestión de que
resultaría menos traumático para la niña que la dolorosa frustración fuese
provocada por un ajeno desconocido y no por los padres, lo que podría causar un
trastorno mental irresoluble para la tierna criatura. La madre, haciendo caso
omiso al consternado padre (a la par de que se diese cuenta de que el cajero no
se iba a prestar a semejante disparate), le quita el carrito a la niña para devolverlo
a su lugar. Ante semejante injusticia a ojos de la pequeña, tras un pequeño
carraspeo para aclarar la voz, prorrumpe en un agudo grito de protesta que
hiela la sangre de todos los presentes, incluyendo a empleados y clientes de
las secciones más apartadas del local comercial. Según parece, esta pequeña no
está muy acostumbrada a que se le contradiga y se le pronuncie la palabra No”
Este vídeo que os propongo puede parecer muy
progresista y rompedor pero, en realidad, lo que propone es que los niños
tengan una infancia como la que tuvimos muchos de nosotros (los que peinamos
canas) y nuestros padres y abuelos.
Para ver el vídeo pinchad AQUÍ