lunes, 21 de noviembre de 2022

Latas en la cuneta

 

Esta tarde, circulando por una carretera secundaria, he visto una enorme sucesión de esas bolsas amarillas que suelen usar los trabajadores del mantenimiento de carreteras de la Junta de Andalucía. Me llamo la atención el gran número de ellas, lo que representa el descuido de los usuarios de estas vías públicas por la limpieza y conservación de las mismas. Las cunetas son para algunos un basurero longitudinal donde se puede arrojar basuras de todo tipo. Pero lo que llamó la atención sobremanera fue constatar que la inmensa mayoría de esta basura estaba constituida por latas, algunas de refrescos y bastantes más de bebidas energéticas

 Por lo que se ve, para muchos, y digo que deben ser muchos a tenor de la cantidad de recipientes que los operarios recogen en los aledaños de la carretera, no solo el mensaje repetido hasta la saciedad de la urgente necesidad de reciclaje les resbala, sino que la importante e imprescindible obligación moral y ética de mantener el entorno limpio y saludable para todos les trae al pairo. Todo ello sin pretender siquiera atender al presumible sentido estético que cualquier persona medianamente formada tiene y que se ve seriamente afectado al contemplar esa larga fila de desperdicios que jalonan muchas de nuestras vías públicas.

Hace poco me referían el comentario de un joven que en un grupo decía que no le gustaba el vehículo industrial que acababa de adquirir su padre para la empresa familiar porque algunas de las ventanas tan solo se abrían parcialmente girando hacia fuera los vidrios y ¡así no se podía ni tirar la basura fuera!

Mucho trabajo educativo queda por hacer si queremos obtener una juventud consciente y responsable de estas cuestiones, que parecen de orden menor si las comparamos con problemas más urgentes e importantes, pero que no dejan de ser un reflejo palpable de una actitud egoísta e insolidaria que representa una forma de ver la vida en sociedad y que se manifiesta en otras tantas facetas de la convivencia comunitaria.

Y relacionado con la educación vial también nos encontramos la pasmosa e inconcebible campaña de la Dirección General de Tráfico recordándole a los conductores la importancia de usar los intermitentes del coche. Si hasta para tan elemental e imprescindible conducta vial tenemos que gastar dinero y recursos públicos me quiero imaginar que la cuestión social no anda muy bien del todo.

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