lunes, 11 de octubre de 2010

CONOCIENDO EL TRASTORNO DESAFIANTE OPOSICIONAL (TDO). Segunda parte

  
UNA ACLARACIÓN


   ¿Por qué preferimos el término Trastorno Desafiante Oposicional al de Trastorno Negativista Desafiante?

   Aunque tan sólo es una cuestión de nomenclatura, creo que es interesante aclarar estos términos.

   El término “trastorno negativista desafiante” aparece ciertamente en la versión española traducida del DSM-IV. Sin embargo, en la versión original americana en inglés, la denominación del trastorno es “Oppositional Defiant Disorder”. Por respeto al idioma, hubiésemos preferido utilizar palabras reconocidas del castellano pero, dado que la palabra “negativista” no figura en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, al igual que “oposicional”, pensamos que es mejor utilizar esta última ya que, a nuestro entender, define mejor las características de conducta de los niños que presentan este trastorno. La oposición permanente y sistemática a las normas de los adultos es lo que los define, no sólo la negación a los requerimientos directos. Además, en la literatura al respecto en castellano no español (EEUU e Iberoamérica) es frecuente encontrar el término directamente traducido del inglés como trastorno desafiante oposicional. Por otro lado, en países de nuestro entorno europeo, aparte de la denominación inglesa ya expresada, encontramos que la denominación en alemán es Oppositionelle Defiant Störung, en francés lo podemos ver como Trouble Oppositionel avec Provocation y en italiano lo encontramos como Disturbo Oppositivo Provocatorio. Como se puede ver, en todas las denominaciones figura un término que hace alusión a la faceta oposicionista de la conducta de estos niños, aspecto este que, a nuestro juicio, no recoge la palabra negativista, la cual nos parece tomar una parte (negativista) por el todo (oposición).



Pautas para el diagnóstico del TDO

   El rasgo esencial de este trastorno es una forma de comportamiento persistentemente hostil, desafiante, provocadora y subversiva, que está claramente fuera de los límites normales del comportamiento de los niños de la misma edad y contexto sociocultural y que no incluye las violaciones más importantes de los derechos ajenos que se reflejan en el comportamiento agresivo y disocial especificado para las categorías de trastornos disociales F91.0 a F91.2. Los niños con este trastorno se oponen frecuentemente de forma activa a las peticiones o reglas de los adultos y a molestar deliberadamente a otras personas. Suelen tender a sentirse enojados, resentidos y fácilmente irritados por aquellas personas que les culpan por sus propios errores o dificultades. Generalmente, tienen una baja tolerancia a la frustración y pierden el control fácilmente. Lo más característico es que sus desafíos sean en forma de provocaciones que dan lugar a enfrentamientos. Por lo general se comportan con niveles excesivos de grosería, falta de colaboración y resistencia a la autoridad.

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