Hace unos días regresé de pasar
unos días en las islas Canarias. He tenido ocasión de ver con mis propios ojos
el resultado de tierras calcinadas por el criminal incendio que arrasó parte de
la isla de la Gomera, incluyendo parte del parque nacional de Garajonay, una de
la mejores formaciones vegetales de laurisilva, restos de la era terciaria: un
irrenunciable tesoro natural que tenemos la obligación moral de proteger.
Afortunadamente, solo la quinta parte de la reserva se ha visto afectada pero
tendrán que pasar unos ciento cincuenta años (declaraciones del catedrático de
botánica de la universidad de La Laguna) para volver a tener el esplendor perdido.
Preocupado por el tema, me interesé por la evolución del problema y,
tanto en radio como en televisión, procuré informarme de la forma más directa
posible. Y, lo que me encantó sobremanera, dejando en un aparte la tragedia de
los incendios, fue que, en ningún
momento, los profesionales de la comunicación canaria intentaban ocultar ni
camuflar su forma materna de habla, antes bien, parecían muy orgullosos de su
acento, de su entonación y de su forma particular de decir las cosas.
Desconozco si esto está generalizado en todo el territorio pero, al menos lo
que yo oí, mostraba un cierto nivel de orgullo por su forma particular de comunicación
hablada, que no desmerecía un ápice un alto nivel de cultura.
Muy al contrario ocurre en los
medios de comunicación andaluces donde, sintonices la emisora que quieras,
podría muy bien, por la exquisita pronunciación, tratarse de radio Valladolid o
radio Salamanca. Hasta las noticias locales en emisoras locales procuran
eliminar hasta el ridículo el más mínimo desliz de acento andaluz y los profesionales
de la comunicación procuran hablar con la más estricta fonética castellana.
Hace poco, en una manifestación
contra los recortes del actual gobierno que tuvo lugar en Algeciras (Cádiz) a
la que asistí, se leyó un comunicado y para ello se eligió a una locutora de
Canal Sur, entidad pública de Andalucía. Cuál sería mi sorpresa cuando a través
de los altavoces suena una voz que, obviando nuestra manera natural de expresarnos,
da lectura impecablemente castellana de aquellas reivindicaciones que, a mí
personalmente, me sonaron un tanto falsas por la artificialidad fonética del
discurso.
Todo ello indica un cierto
sentimiento de inferioridad cuando empleamos el acento materno y mal nos va y
nos irá si nos empeñamos en pretender que el acento andaluz culto no existe y lo asimilamos
con “bajunerios” y falta de formación y cultura y lo sustituimos por una forma
artificial como es el castellano puro.
Ello implica una visión social que trasciende de lo meramente hablado y
tiene implicaciones sociales y culturales más extensas.
Yo, por mi parte, orgulloso de mi
fonética materna y de sentirme andaluz voy a seguir haciendo uso del mismo en
todos los foros, dentro y fuera de nuestra tierra, sin enmascararlo ni
falsificarlo.
A continuación transcribo una
carta abierta a los andaluces, escrita al parecer por el profesor Prof. Juan José Ruiz de la universidad de
Córdoba (en Internet nunca se sabe) pero que suscribo en su totalidad.
ANDALUCES
Estoy harto. Tan harto que ya no sé si decirlo, escribirlo, gritarlo,
o ponerlo con hache intercalada.
Harto de que a los andaluces se nos etiquete de vagos, sin criterio,
apesebrados, subsidiados o incultos.
Harto de que se nos asocie únicamente con el flamenco, la juerga, los
toros y el vino.
Harto de Loperas y musho-beti, de cuentachistes, de famosillos de
tercera división, de Malayas y de Faletes.
Harto de ver en las series de televisión los papeles de criada
analfabeta o tontito con acento andaluz (¿y ningún presentador de
informativo con nuestro acento?).
Harto de ver programas de zapping con el patético programa de Juan y
Medio mofándose de nuestros ancianos en busca de pareja, dando la
imagen de personajes grotescos.
Harto de nuestra imagen de sociedad subsidiada, cateta y sin criterio.
Cansado de que se menosprecie nuestro acento.
Harto de ver andaluces que únicamente triunfan en el programa de
Patricia, Gran Hermano y similares.
Harto de Jesulín, de Pozi, de Pantojas y Jurados.
Harto del risitas, de Romerías del Rocío y Feria de Abril.
Harto de la duquesa de Alba (a la que hicieron hija predilecta de esta
tierra, tócate los pirindolos) de su hija, de sus hijos, de su yerno y
sus trajes de flamenca. Y ahora de su boda.
Harto de toreros que se lían con fulanas, del botijo y la pandereta.
Harto, cansado, hastiado, aburrido me tienen.
Estoy harto. Tan harto que ya no sé si decirlo, escribirlo, gritarlo,
o ponerlo con hache intercalada.
Harto de que a los andaluces se nos etiquete de vagos, sin criterio,
apesebrados, subsidiados o incultos.
Harto de que se nos asocie únicamente con el flamenco, la juerga, los
toros y el vino.
Harto de Loperas y musho-beti, de cuentachistes, de famosillos de
tercera división, de Malayas y de Faletes.
Harto de ver en las series de televisión los papeles de criada
analfabeta o tontito con acento andaluz (¿y ningún presentador de
informativo con nuestro acento?).
Harto de ver programas de zapping con el patético programa de Juan y
Medio mofándose de nuestros ancianos en busca de pareja, dando la
imagen de personajes grotescos.
Harto de nuestra imagen de sociedad subsidiada, cateta y sin criterio.
Cansado de que se menosprecie nuestro acento.
Harto de ver andaluces que únicamente triunfan en el programa de
Patricia, Gran Hermano y similares.
Harto de Jesulín, de Pozi, de Pantojas y Jurados.
Harto del risitas, de Romerías del Rocío y Feria de Abril.
Harto de la duquesa de Alba (a la que hicieron hija predilecta de esta
tierra, tócate los pirindolos) de su hija, de sus hijos, de su yerno y
sus trajes de flamenca. Y ahora de su boda.
Harto de toreros que se lían con fulanas, del botijo y la pandereta.
Harto, cansado, hastiado, aburrido me tienen.
Ojalá alguna vez los medios se acuerden de los millones de andaluces
que se levantan cada mañana para levantar esto, o de nuestros padres y
abuelos que emigraron hace décadas a Suiza, Cataluña y País Vasco para
trabajar donde nadie quería.
Ojalá quien habla de nuestra incultura se acuerde de Séneca,
Maimónides, Averroes, Góngora, Bécquer, Alexandre, Lorca, Juan Ramón
Jiménez, Machado, Falla, Zambrano, Picasso, Velázquez, Murillo,
Alberti, Carlos Cano, Gala, Luis Rojas Marcos, Sabina…
Ojalá se acuerden de que hablamos con acento andaluz abogados,
marineros, médicos, albañiles, arquitectos, investigadores de alto
nivel, camareros, taxistas, prostitutas, jueces, enfermeras,
empresarios, policías, obreros, agricultores; se acuerden de millones
de personas que se parten los cuernos cada día, desde Ayamonte hasta el
Cabo de Gata, millones de andaluces que siguen haciendo Andalucía más
allá de Despeñaperros…
Ojalá este post lo leyera mucha, mucha gente. Ojalá diera la vuelta al
mundo, aunque me temo que se quedará perdido en el inmenso océano de
internet.
También podría suceder que este post se expandiera por la red, que los
andaluces lo enlazaran a través de facebook, tuenti o twitter, que se
difundiera por email y llegara todos los rincones del mundo, eso ya lo
dejo en tus manos.
Un abrazo.
Saludos
Prof. Juan José Ruiz
Departamento de Química Física y Termodinámica Aplicada
Universidad de Córdoba
Edificio Marie Curie
Campus Universitario Rabanales
P.D.: Solo me queda la satisfacción de que la Belén Esteban no es Andaluza
Muy de acuerdo con el contenido de la reflexión que refleja los esfuerzos por aparentar lo que no se es. En este caso en el área del lenguaje. ¿Y porqué ocurre este fenómeno? Dejo la pregunta en el aire para que sirva de reflexión e incluso de un posible estudio.
ResponderEliminar