miércoles, 8 de septiembre de 2010

Propuestas para mejorar el éxito escolar

Tras el obligado y necesario paréntesis veraniego, volvemos a hacer trabajar el blog, que para eso está. Empezamos reproduciendo un trabajo que me remite mi amigo José María desde la revista de la Universidad de Padres, una institución, idea y creación de José Antonio Marina, cuyo objetivo principal consiste en enseñar a las familias a educar en forma correcta a los hijos.



El artículo de Juan Antonio Planas, presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía, hace un correcto recorrido sobre aspectos vitales de la educación aunque, personalmente, me parece que hace poco hincapié en aspectos tan esenciales como la prevención y el tratamiento de las conductas disruptivas, agresivas y violentas del alumnado que, según nuestros datos, constituyen el principal agente estresor del profesorado y que provoca la mayor parte de la pérdida de tiempo y esfuerzos en las clases. Este, junto con la necesidad de reforma de la formación inicial y de la actualización permanente del profesorado y la incorporación al sistema de psicólogos educativos especializados, con funciones preventivas, diagnósticas, formativas y terapéuticas, distintas de la orientación, forman, a mi juicio las principales llaves de una necesaria reforma en profundidad.

Es un poco largo pero merece la pena.


 
PROPUESTAS PSICOPEDAGÓGICAS PARA MEJORAR EL ÉXITO ESCOLAR


Juan Antonio Planas Domingo

Presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía

A la vista de toda esta argumentación, es un clamor que es necesario un

replanteamiento del sistema educativo español, así como establecer un pacto global

de educación que tenga en cuenta además de los partidos políticos todos los agentes

sociales.

Por tanto, el centro del debate debería recaer en cómo conseguir mejores resultados

(jóvenes mejor formados y con valores cívicos más sólidos) en condiciones cada vez

más complejas. En definitiva, cómo hacer compatible de manera real y efectiva el

binomio calidad y equidad.

Pero si es importante identificar cuál es el centro del debate no lo es menos plantearse

cómo lo abordamos. ¿Con voluntad de solucionar los problemas o con intención de

imponer las soluciones particulares de determinados colectivos o grupos de presión?

¿Con voluntad de buscar las medidas más adecuadas y eficaces o con vocación de

utilizar políticamente la educación con fines partidistas?

1. Mayor flexibilidad

Nuestros centros educativos son mucho más complejos que los de hace años, en el

sentido de que hay alumnado más diverso. Todos los alumnos están escolarizados

desde los 3 hasta los 16 años: los que tienen dificultades de aprendizaje, diferente

capacidad, motivación o intereses, y además hay un porcentaje de más del 12% de

alumnado extranjero, con lo cual la heterogeneidad del alumnado es mayor que

nunca. La implantación de programas específicos tal como contempla la Ley Orgánica

de Educación: Programas de Aprendizaje Básico, los Planes de Refuerzo Orientación y

Apoyo o los Programas de Cualificación Profesional Inicial, además de los ya existentes:

integración, compensatoria, altas capacidades, escolarización externa, diversificación

curricular hacen necesario que se diagnostique al alumnado susceptible de

incorporarse a estos programas y profesorado más especializado.

Se está comprobando que el sistema educativo español es excesivamente rígido y que

las sucesivas reformas legislativas palian determinadas problemáticas coyunturales

cuando habría que dar soluciones definitivas de tipo estructural, tal como ponen de

manifiesto los informes de la OCDE, UNESCO y Unión Europea. Tanto las

infraestructuras de una buena parte de los centros educativos, más propias del siglo

XIX que del XXI con aulas tipo para alumnado homogéneo, como cuestiones

relacionadas con la autonomía de los centros o la promoción del alumnado deberían

adaptarse a la realidad actual. Es necesaria, por tanto, una nueva concepción de la

escuela, más participativa por parte de las familias y del alumnado, con espacios,

tiempos y agrupamientos mucho más flexibles, donde haya unas ratios que permitan

impartir docencia con calidad y unos centros educativos menos masificados.

Cuando hay tanta casuística individual las medidas educativas deben ser más

autónomas. Éstas deberían adaptarse según el criterio de los docentes asesorados por

los servicios de orientación. Por ejemplo no tiene sentido que un alumno de Educación

Infantil que haya nacido a finales de diciembre y que presente inmadurez en sus

procesos de aprendizaje no pueda ejercer el derecho a permanecer más tiempo en la

etapa a no ser que sea considerado como alumno con necesidades educativas

especiales.

Es necesario avanzar mucho más en los agrupamientos flexibles. Todavía se mantiene

mayoritariamente el agrupamiento rígido del grupo-clase y un alumno promociona o

repite pero a otro grupo-clase. Dado que las capacidades y los rendimientos no son

armónicos en todas las áreas se precisan planteamientos más abiertos que los

actuales. Hay que ser más ambiciosos en los grupos de refuerzo, en los desdobles y en

las adaptaciones curriculares. Los países más vanguardistas en educación han

adoptado medidas muy interesantes como la permeabilidad en los agrupamientos

dependiendo de las áreas, grupos mucho más reducidos, fomento del uso de la

biblioteca de centro y de aula, formación de los padres, etc.

La escuela actual no tiene nada que ver con la de hace tan sólo diez o quince años. La

sociedad española está cambiando con una rapidez inusitada y la escuela debe dar

respuesta a las nuevas necesidades de los alumnos y de la sociedad. Un buen sistema

de asesoramiento puede contribuir sin duda alguna a mejorar la calidad del sistema

educativo. La clave no está en la disgregación sino en la flexibilidad y optatividad.

(coinciden profesores como Marchesi Ullastres, Gimeno Sacristán o Gairín Sallán).

2. Anticiparse a los problemas

Si no hay medidas preventivas que deben adoptarse desde las diversas disciplinas y en

el momento en que surge el problema; posteriormente y aunque se dediquen muchos

recursos las soluciones van a ser mucho más difíciles de alcanzar.

Es necesario anticiparse a los problemas, tanto de tipo académico como de

convivencia. Para ello, habrá que implementar programas que impliquen a toda la

comunidad educativa. En ese sentido, los programas de aprendizaje básico, los

programas de refuerzo, apoyo y orientación y los agrupamientos flexibles deberían

extenderse a todos los centros educativos.

Es muy importante la intervención preventiva en educación porque cuando no se hace

a tiempo se aboca a un alumno durante muchos años a que fracase en la escuela y

después se le encamine hacia unas opciones que le cercenan tanto sus posibilidades

educativas como laborales. La apuesta es que un alumno tenga una atención

especializada desde el principio, si es en infantil mejor que en primaria. Si no se presta

esta atención especializada, el alumno tiene problemas de autoestima, cada vez tiene

menos perseverancia en su trabajo, la familia empieza a desmotivarse porque su hijo

no obtiene resultados positivos a pesar del esfuerzo y algunos profesores dejan de

lado a esos alumnos con más dificultades.

En ese sentido hay que favorecer la función tutorial con incentivos económicos y

profesionales, ofrecer tiempo semanal para tutorización individual del alumnado como

se hace con las familias, respetar una periodicidad mínima inexcusable de las

reuniones de tutores, valorar positivamente flexibilizar los currículos y modificar

significativamente la organización de los centros para prevenir los conflictos. Se ha

constatado que los currículos de resolución de conflictos y las prácticas de mediación

son buenos recursos para mejorar la convivencia de los centros. Para ello, hay que

potenciar los servicios de orientación. La presencia de varios orientadores en los

centros educativos dinamizaría sin duda estos planes de acción tutorial.

De igual manera opina A. Marchesi “A veces se piensa que los problemas que suscita la

diversidad del alumnado se resuelven con una iniciativa específica: cambiar una ley,

mejorar la formación de los profesores, establecer itinerarios o proporcionar más

recursos. Este autor no cree que una iniciativa asilada sea la respuesta correcta.”

(Marchesi: 2004)

3. Metodología más adaptada a la sociedad actual

Otro aspecto que ha de adecuarse a las exigencias de la sociedad actual es la

metodología didáctica. Cuando un alumno fracasa o debe repetir, se vuelve a

reproducir el mismo sistema docente que ya ha demostrado su fracaso. Continúan

primando las aptitudes cognitivas, y su evaluación con el modelo-examen, frente a

otros factores de tipo actitudinal y procedimental.

Es necesario profundizar mucho más en medidas contrastadas que están dando muy

buenos frutos como el aprendizaje cooperativo, el aprendizaje colaborativo y la

mediación entre los propios alumnos. Es clave la implicación del alumnado en el

aprendizaje y que éste sea más partícipe en el mismo. La máxima “learning by doing”

es clave para que el alumno interiorice los conocimientos.

Hacen falta cambios de tipo estructural y no de tipo coyuntural. Según el informe de

la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI presidida

por Jacques Delors, “la educación del futuro se asentará sobre cuatro pilares básicos:

aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser. Sobre

estos cuatro principios hay que insistir en el aula y fuera del aula para conseguir la

formación integral de los alumnos a través del plan de acción Tutorial” (Bisquerra,

2002. Pág. 193). ¿Para qué sirve almacenar una gran cantidad de conocimientos que

son inabarcables y fácilmente consultables? ¿No sería mejor capacitar a los alumnos

en el autoaprendizaje en buscar las fuentes informativas? La sociedad avanza tan

deprisa que es necesario enseñar a adaptarse a nuevas realidades actualmente

desconocidas. Aunque en España se han logrado grandes avances tecnológicos y

logísticos la revolución educativa todavía no ha llegado.

Por otro lado, hay que tener en cuenta la diferencia de rendimiento asociado al sexo.

En estos momentos en todas las etapas educativas y en todas las comunidades

autónomas el éxito escolar femenino es muy superior al masculino. Un estudio

publicado en la revista Science en junio de 2008 ha revelado que las diferencias entre

los dos sexos respecto a las matemáticas se reducen en las sociedades en las que las

mujeres están más emancipadas. Este informe contradice la conclusión de que las

mujeres tienen dificultades en matemáticas debido a sus características biológicas,

corroborada por estudios como el Informe PISA de la OCDE, que muestra que las niñas

puntuaron un 2% menos que los niños en pruebas numéricas e incluso la prueba de

diagnóstico del Gobierno de Aragón dado a conocer en marzo de 2010 que también

incide en que los chicos obtienen una puntuación superior en matemáticas y bastante

menor en la competencia lingüística. Según el estudio publicado en esta revista las

diferencias de rendimiento en matemáticas entre chicos y chicas son en realidad muy

pequeñas, llegando a equipararse las puntuaciones en países como Islandia, Suecia y

Noruega. El informe incide en el origen social de los entrevistados. Según los

investigadores, existe una clara relación entre la desigualdad en matemáticas (medida

en 40 países) y los indicadores de emancipación como el llamado índice de

desigualdad de género, definido por el Foro Económico Mundial para medir las

oportunidades políticas y económicas, la educación y el bienestar de las mujeres.

¿Qué está pasando para explicar esas diferencias de rendimiento?. Hay diversas

teorías. Por ejemplo el pediatra Jay Giedd, Director del Instituto de Salud Mental de

Bethseda (Estados Unidos), ha presentado recientemente un estudio en donde

demuestra que las chicas alcanzan la madurez cerebral antes que los chicos. De igual

manera Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología de la Universidad Autónoma de

Barcelona sostiene que la forma de pensar y de procesar la información de hembras y

varones es diferente aunque al final el resultado es el mismo.

En 1995 se publicó en la revista Science, la investigación de un equipo de

neuropsiquiatras dirigido por Rubén Gur, sobre diferencias fisiológicas en los cerebros

de hombres y mujeres. Según los resultados, la zona del cerebro que más energía

consume en los varones es la límbica, mientras que en las mujeres es la cingular. Para

Gur, este hecho proporciona una explicación fisiológica a ciertas diferencias

conductuales que se aprecian normalmente entre los dos sexos. Así se explicaría que

los hombres sean propensos a reaccionar instrumentalmente frente a sus

sentimientos. Las mujeres, en cambio, responden mayoritariamente de manera

simbólica a través del lenguaje, desahogándose con frecuencia por medio de la palabra

y el llanto. También se explicarían así las mayores tasas estadísticas de suicidios y

asesinatos llevadas a cabo por varones. Las conclusiones del experimento se basan en

que el sistema límbico se halla vinculado a la agresividad, mientras que la zona cingular

se relaciona con las capacidades simbólicas y de ideación, habilidades verbales y

emocionales incluso también en cuestiones relacionadas con el cálculo. Sin embargo,

los varones como consecuencia de un mayor desarrollo de la zona límbica les faculta

mejores aptitudes tales como razonamiento, orientación espacial o previsión de

trayectorias curvas. Además de estas diferencias genéticas la estimulación ambiental

contribuyen a que estas diferencias sean todavía mayores.

Por mi experiencia directa con diversos profesores, entrevistas con padres y madres y

con el propio alumnado hay una serie de factores que, a mi juicio, pueden explicar esta

situación. Los chicos maduran más tarde. La inteligencia emocional asociada a uno y

otro sexo es claramente diferente. Las chicas poseen más empatía, tienen más

perseverancia en la tarea, más constancia para realizar actvidades poco agradables y

más habilidades verbales, lo que supone mejor adaptación al mundo escolar. Por otro

lado, en general, los chicos tienen menos capacidad para controlar sus emociones y

pulsiones, menos tolerancia a la frustración, menos capacidad para demorar la

recompensa. Sin duda alguna el diferente desarrollo de determinadas zonas cerebrales

y la influencia de estímulos externos está haciendo que cada vez sea más considerable

el diferente rendimiento escolar.

4. Formación inicial y permanente del profesorado

Una de las premisas fundamentales para la mejora del sistema educativo español es la

formación del profesorado. El profesorado necesita formación inicial y permanente

adaptada a las nuevas necesidades. Todavía no se está realizando una formación

psicopedagógica de calidad que dé respuesta a los problemas que se encuentran

nuestros docentes en las aulas. No es lo mismo dar clase a un grupo homogéneo que a

otro heterogéneo, con diferentes capacidades y rendimiento tanto por debajo como

por arriba. Hay que asesorar al profesorado en cuanto a problemáticas que antes no

existían o se desconocían, como los alumnos disruptivos, la desmotivación, el déficit de

atención, la hiperactividad, las ludopatías, la anorexia, la bulimia, el ciberbullying o la

drogadicción. También precisan formación en temas tales como: materiales específicos

para trabajar en esa diversidad, agrupamientos más flexibles, las nuevas tecnologías

aplicadas a la educación, evaluación, mejora de la tutoría, medidas para mejorar la

convivencia en la comunidad educativa, etc. Lo que está claro es que precisan de

soluciones y experiencias prácticas que ya se han puesto en marcha en los centros

educativos y que hay que determinar un tiempo en el horario lectivo para la formación,

la innovación y la investigación del profesorado.

El propio Ministro de Educación y anterior Presidente de la CRUE, Ángel Gabilondo,

plantea la necesidad de una formación pedagógico-psicológica seria en forma de

competencias docentes, para atender la compleja realidad de la situación de las aulas

contemporáneas.

“Es importante una formación rigurosa en psicología evolutiva y del aprendizaje, y que ofrezca

recursos didácticos motivadores y de atención a la diversidad”.

El máster de formación del profesorado de educación secundaria y la formación de

grado de maestros debería ser mucho más ambicioso en ese sentido. Se debería contar

más con los mejores profesores de Educación Primaria y Secundaria para que se

implicaran en esta formación. No sólo en las prácticas sino también en la enseñanza

directa de estos futuros profesores y maestros. Para ello es imprescindible una

apuesta decidida por parte de las administraciones educativas y reforzar las plantillas

para que esos profesores puedan dedicar el tiempo necesario para la formación de los

futuros profesores.

Lo que es indudable es que un asunto tan primordial para la mejora de la calidad del

sistema educativo, no puede caer en el error de que el Máster de Formación del

profesorado perpetúe el anterior CAP. Si la formación se convierte de nuevo en algo

teórico alejado de la práctica diaria se volverá a fracasar. No puede supeditarse este

asunto a un reparto de poder entre los distintos departamentos universitarios que

incidan de nuevo en conocimientos específicos propios de la titulación de grado. El

futuro profesorado precisará de experiencias directas y ejemplificaciones concretas de

la compleja tarea de enseñar tal como dinamizar un aula, llevar a cabo una entrevista,

motivar al alumnado, o resolver conflictos en el aula. Es difícil que personas que no

están trabajando directamente en los colegios de infantil y primaria o en los centros de

educación secundaria puedan ofrecer en exclusiva esta formación tan práctica.

5. Potenciación del profesorado y otros profesionales de la educación

Son necesarios profesionales que hagan realidad las medidas anteriormente aludidas.

Es decir, si no hay más orientadores, trabajadores sociales y profesionales de la salud

no se puede diagnosticar a tiempo cualquier problema personal o de aprendizaje en la

totalidad de alumnos

En estos momentos, nadie discute la importancia de que nuestro sistema educativo

cuente con profesionales que incidan directamente en los centros escolares

asesorando al profesorado, al alumnado y a sus familias, detectando las dificultades

educativas de los alumnos, colaborando en la formación del profesorado y

contribuyendo a coordinar las intervenciones de otros servicios educativos, sanitarios y

sociales.

Debe existir una distribución equitativa de los alumnos con necesidades educativas

derivadas por su discapacidad o por sus condicionantes sociales. Existe una

concentración excesiva de estos alumnos en determinados centros. Este hecho

condiciona enormemente el rendimiento de éstos y del resto de los alumnos.

Por otro lado es imprescindible que el profesorado disponga del tiempo necesario para

la formación y la atención a la diversidad. Si no se reducen las ratios es imposible que

esta funciones se hagan con la suficiente calidad.

6. Importancia de la educación emocional

Es imprescindible la formación emocional del profesorado, de los alumnos y de las

propias familias.

La educación emocional no se está teniendo en cuenta suficientemente en la formación

del profesorado tal como mantienen especialistas como Rafael Bisquerra o Carlos Hue.

Tanto el alumnado como el profesorado deben tener una sólida formación en este

ámbito. Gran parte del malestar docente y de los problemas de convivencia se deben a

que no se están gestionando adecuadamente los conflictos tanto personales como

relacionales..

Los planteamientos realizados por parte de profesores con reconocido prestigio como

Joaquín Gairín Sallán o Mario Martín Bris parten de otorgar más relevancia a los

aspectos psicopedagógicos y a la experiencia práctica.

La competencia emocional en los futuros profesores debe ser previa al resto de

competencias docentes o investigadoras. Si un profesor no tiene habilidades sociales y

no posee recursos para dinamizar un grupo, llevar a cabo una entrevista o resolver un

conflicto de convivencia, todo su bagaje intelectual y científico le va a servir de bien

poco. A nuestro parecer en la formación del profesorado debería primar sobre todo

este tipo de aspectos ya que en las titulaciones de grado de cualquier especialidad

apenas se tienen en cuenta estas competencias.

Incluso abundando en este tipo de competencias, es imprescindible que cualquier

profesor tenga la suficiente madurez emocional para dedicarse a esta compleja tarea

de educar.

7. Implicación de las familias

Cualquier reforma educativa que no pase por una mayor implicación de las familias en

la educación de los hijos está condenada al fracaso. Desde mi perspectiva se precisan

una serie de medidas como las siguientes en relación con las familias:

Mayor coordinación con el centro educativo. Desde el comienzo de la escolaridad

hasta su término es imprescindible un contacto periódico que no debe restringirse

cuando el alumno tiene problemas o cuando el profesor-tutor cita a la familia. El papel

de la familia desde siempre ha sido crucial en la educación de los niños en todas las

épocas y en todos los sistemas educativos.

La familia es el primer contexto de aprendizaje de los niños. Por tanto, esas primeras

experiencias van a ser fundamentales para su autoestima y en general para configurar

su propia personalidad.

En la sociedad actual todavía es más importante el papel de la familia tanto en el

contexto del propio hogar como en el contexto escolar. De ahí la necesidad de abordar

este tema en esa doble perspectiva.

Los países más vanguardistas en lo que a educación se refiere como Finlandia,

Dinamarca o Suiza propician la participación de los padres en las decisiones y en la

dinámica de los centros escolares. Esta participación no se reduce simplemente a la

pertenencia a determinados órganos, que es necesaria, sino que se imbrica

directamente en el currículum escolar y dentro del aula.

Los padres participan en la educación de sus hijos. Formal o informalmente transmiten

valores, pautas de conducta, hábitos y actitudes. Por otra parte, esperamos de la

escuela que los alumnos alcancen «el máximo desarrollo de su personalidad», «la

formación en el respeto de los derechos y libertades democráticas» o la «preparación

para participar activamente en la vida social». Y esto no puede conseguirse al margen

de lo que sucede en la familia, ni tampoco, al margen de los medios de comunicación o

del entorno social. Si nos ceñimos al marco escolar únicamente, lo cierto es que hoy en

día participar en la educación de los hijos ha adquirido, al menos formalmente, una

nueva dimensión: participar en la escuela.

Si pensamos en un modelo según el cual lo deseable es que la familia delegue sus

funciones educativas, la participación de las familias tiene un momento clave: la

elección del centro escolar que más se ajuste a la ideología y las creencias familiares.

Teóricamente, y a partir de esa elección, bastará seguir las pautas que se fijen desde el

mismo y esperar los resultados. Podríamos plantearnos de inmediato si es posible

multiplicar y diversificar la oferta escolar a estos extremos y qué ocurre entonces con

los centros escolares. Si por el contrario, priorizamos los aspectos más «técnicos» de la

educación y pensamos que la escuela debe ocuparse de instruir a los alumnos

fundamentalmente, queda bien claro que las familias, como no-profesionales de la

enseñanza podrán aportar bien poco. Su participación se circunscribirá a aquello que

pueda complementar el trabajo escolar programado íntegramente por los maestros:

talleres, explicación de algún tema relacionado con su profesión, facilitar alguna visita,

acompañar a los alumnos en las salidas. En una línea mucho más pragmática, ocurre

que la aportación de recursos económicos se convierte a menudo en otra forma de

participar.

La colaboración de maestros, profesores y padres, ha de ser bidireccional para

contribuir al desarrollo armónico e integral de la personalidad del alumanado. Esto es,

no se trata sólo de que los educadores se esfuercen en transmitir a los padres de sus

alumnos información sobre los objetivos, métodos, contenidos o sobre lo que pueden

hacer en casa para apoyar la marcha escolar del niño. La comunicación debe fluir

también en el sentido contrario, los padres pueden informar de cuáles son las

actividades del niño, sus gustos y preferencias, o sus necesidades. Pueden plantear

también al educador cuáles son sus valores o sus expectativas con respecto a la

escuela. De esta forma, el profesorado puede integrar esta información en la

planificación de sus actividades, tratando de ajustarlas a los intereses y necesidades

reales del alumno.

Es clave en los primeros años de vida la adquisición del lenguaje oral y escrito. Está

comprobado que en las familias con un ambiente favorecedor y estimulante el

lenguaje aparece antes que en los casos de un entorno socio-familiar desfavorecido.

Tomar medidas en cuanto se detecta cualquier dificultad bien sea médica, educativa o

psicológica. Por eso la familia es uno de los puntales decisivos en el éxito educativo.

8. Implicación del alumnado

Continuamente se habla de los diversos factores que inciden en educación y obviamos

con frecuencia del principal agente que es el alumnado. Se debe tener mucho más en

cuenta sus intereses, sus peculiaridades, su forma de aprender.

Una escuela que sólo está centrado en la enseñanza no dispondrá de los suficientes

parámetros de calidad. Es imprescindible que el proceso educativo esté centrado en el

aprendizaje. Como ya se ha visto los países con más éxito escolar tienen en cuenta

estas cuestiones.

Lo complicado es adaptarse a la gran heterogeneidad y constante cambio de nuestros

alumnos. En este momento todos ellos son nativos digitales con unas formas de

procesar la información diferentes a los de hace unos pocos años, con una rápida

incorporación al acceso a las redes sociales y con unas implicaciones en estas áreas

importantes: menos capacidad de concentración, aprendizaje más visual que auditivo,

necesidad de cambios más rápidos en la tarea, etc.

Sin una implicación directa del alumnado cualquier éxito educativo es utópico. Por ese

motivo los contenidos y la metodología deben estar más adaptados a sus

características.

Es falso ese prejuicio que parecía indicar que la psicopedagogía iba en la línea de no

frustrar al alumno. Nada más alejado de la realidad, es necesario que desde la más

tierna infancia se aprenda a tolerar la frustración y a demorar la recompensa. Que se

tengan en cuenta los límites educativos y que a una acción negativa conlleva un

refuerzo negativo o incluso un castigo. A la larga es beneficioso para el alumnado, para

las familias y para el sistema educativo.

Ahora bien también es preciso aumentar la exigencia y la responsabilidad del

alumnado. La excesiva permisividad de la sociedad española hacia ciertas conductas de

disrupción en el aula y de falta de respeto a profesorado y compañeros ha hecho

necesario implementar castigos muy severos a destiempo. Cuando se sanciona a

tiempo y con inmediatez no sería necesario llegar a medidas más drásticas. En ese

sentido la implicación del propio alumnado en las normas de aula y de centro son

imprescindibles. Del mismo modo la implicación de los alumnos en la resolución de

conflictos mediante propuestas como la mediación resuelve muchos conflictos.

Como ya se ha comentado anteriormente cuando el alumnado está presente

activamente en la selección y abordaje de los contenidos y en la metodología

(aprendizaje colaborativo, cooperativo, agrupamientos diferentes, metodología más

activa, etc.) el éxito escolar es mucho mayor.

Todos los alumnos que se esfuerzan y que dan el máximo de su potencialidad deberían

tener éxito educativo. En los casos en que hay alumnos desmotivados, sin interés y que

impiden a otros una escolarización normalizada deberían intervenir otras propuestas

organizativas y otros programas educativos para que tampoco dejáramos

abandonados a su suerte a los que por su entorno social o dificultades personales no

han tenido más oportunidades. Lógicamente estos planteamientos ambiciosos

precisan de una concepción de la escuela más moderna y con mejor financiación.

9. Financiación adecuada

La financiación del sistema educativo es otro de los puntos clave. Los medios de

comunicación han informado reiteradamente de la excelente evolución de la economía

española hasta mediados de 2008. Por ejemplo, en el diario Financial Times del lunes

19 de febrero de 2007 se informaba de que España es el destino favorito para los

europeos que quieren trabajar fuera de su propio país, por encima de Gran Bretaña o

Francia. Sin embargo, esta evolución y transformación radical no ha llegado en la

misma medida a la educación.

Es flagrante la escasa inversión en educación, piedra de toque de todo sistema

educativo. En el año 2009, el porcentaje de gasto público en España respecto al PIB es

del 4,92%, por debajo de la media de la OCDE (5,7%). El gasto por estudiante es de

5.000 € al año un 9% inferior a la media de la OCDE que es de 6.500 € en primaria y

secundaria. En la Unión Europea, España ocupa el antepenúltimo lugar en estos

parámetros. El horizonte para alcanzar estos niveles no puede establecerse para

dentro de varios años. El alumnado y sus familias con problemas educativos o

personales no pueden esperar tantos años. El propio Ministro Gabilondo en los

debates en relación con el Pacto por la Educación plantea que el Estado destine el 5,4

% del PIB a educación en el horizonte de 2015.

Es preciso que se destine como mínimo el 7% del P.I.B. en educación. Las medidas

anteriormente aludidas y el posible pacto por la educación pueden ser papel mojado si

no hay un compromiso inversor sostenido a lo largo de varios años y asumido por

todos los partidos políticos y agentes sociales.

Facilitar la información a todos los especialistas. Es frecuente observar que algunas

familias no informan de determinados problemas médicos, psiquiátricos o de cualquier

otro tipo a los profesores y de la misma manera ocurre en el caso inverso.

1 comentario:

  1. soy una profesora del nivel inicial de Chanchamayo -Peru, felicito a la revista por la informacion y quisiera que me apoye con el cuadro de agresividad de Buss,

    ResponderEliminar

Se agradecen los comentarios

Compártelo